“Las finanzas sostenibles velan por la sostenibilidad y la viabilidad a largo plazo de la propia empresa”
Entrevista al Doctor Daniel Caridad López del Río, experto en modelos de valoración de riesgo y finanzas sostenibles. Actual responsable de riesgos corporativos del grupo BBVA, Coordinador Académico del Máster en Finanzas Sostenibles de CMI y profesor investigador de en los Másteres en Dirección de Finanzas Sostenibles, Responsabilidad Social y Sostenibilidad, Dirección de Marketing Internacional y MBA Responsable.
En los últimos meses se han realizado diversos foros, encuentros y congresos que analizaron la Responsabilidad Social, la sostenibilidad, la economía circular, conceptos que comienzan a ser cada vez más recurrentes en medios de comunicación masiva. ¿Pero qué significa incorporar la sostenibilidad a la finanzas?, ¿se puede pensar en aumentar la rentabilidad de un empresa y al mismo tiempo fomentar la sustentabilidad, la inclusión y la igualdad de condiciones entre personas? Para dar algunas respuestas a estas preguntas entrevistamos a un experto en la materia.
– ¿A qué nos referimos cuando hablamos de Finanzas Sostenibles?
– La sostenibilidad se ha convertido en una tendencia transversal que afecta al conjunto de la economía, a la sociedad y con especial impacto pues al sector financiero. Cualquier avance en este ámbito, demanda profundos conocimientos sobre las tendencias normativas, cuáles son las mejores prácticas de carácter medioambiental, social y de gobernanza, obligaciones de reporting y valoración financiera de productos tradicionales y productos sostenibles.
Hay cada vez más empresas que están invirtiendo en proyectos que tratan de minimizar el impacto medioambiental, o fomentar los criterios sociales y de buen gobierno.
Como también hay, y cada vez más, inversores que tratan de compaginar su objetivo de rentabilidad con el deseo que ese dinero sirva para mejorar el medio ambiente y la sociedad.
Por lo tanto, las finanzas sostenibles implican que en el proceso de toma de decisiones de inversión, se tengan en cuenta los factores medioambientales, sociales y de buen gobierno. Todos estos lineamientos se conocen como criterios ASG (ambientales, sociales y de gobierno corporativo).
Es necesario que esta nueva forma de entender las finanzas suponga un cambio cultural que poco a poco se irá adaptando para satisfacer la demanda de un público cada vez más concienciado. Las finanzas sostenibles velan por la sostenibilidad y la viabilidad a largo plazo de la propia empresa.
– Por qué se empiezan a tener en cuenta estos criterios? ¿Cuál es la importancia de hacerlo en este momento?
– Aparte de la importancia que ha tenido durante los últimos años, en especial relevancia desde los Acuerdos de París en el año 2015para reducir la emisión de gases de efecto invernadero, actualmente vivimos en un momento marcado por la incertidumbre debido a la crisis generada por la pandemia de Covid 19.
En este contexto no podemos olvidarnos del proyecto para la humanidad, lo que es la Agenda 2030.En septiembre del año 2015 los líderes mundiales adoptaron un conjunto de objetivos globales para erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad para todos, como una parte de nueva agenda para el desarrollo sostenible.
Por eso las finanzas son hoy en día más necesarias que nunca, aunque las finanzas sostenibles tienen ese componente «verde” que es muy importante, como combatir el cambio climático, la reducción de gases contaminantes. También se incluyen, aspectos sociales con el objetivo de fomentar modelos económicos en las empresas que fomenten el respeto de los derechos humanos, de la justicia social y el buen gobierno, entre otras.
Por lo tanto, este es el momento de fijar estrategias que puedan tener la capacidad de contener o atenuar los efectos de futuras crisis. No solo debemos abocarnos al crecimiento económico, sino también debemos velar por la protección de la salud, la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero o la lucha por la igualdad, que a su vez pueda proteger a la economía de episodios de alta inestabilidad financiera.
– Adentrarse en estas lógicas, ¿implica pérdida de rentabilidad para las empresas?
– Está claro que en toda estrategia financiera se deben incluir, independientemente de su tamaño, momento, sector o alcance, unos criterios financieros clásicos como la rentabilidad, el riesgo, la liquidez, y también una serie de criterios extra financieros como son el medioambiente, sociedad y gobierno. Es decir, se debe valorar no solamente la rentabilidad financiera, sino también la viabilidad a largo plazo y la sostenibilidad.
Este tipo de estrategias lo que implica es una visión más holística a la hora de tomar decisiones, ya que no solamente preocupan los aspectos financieros, sino también la sostenibilidad de la propia empresa. En la superficie, pues estas dos nociones pueden parecer contrarias, pero no se trata de renunciar a la rentabilidad,
sino que esa rentabilidad sea sostenible en el tiempo, como una visión más largoplacista, contra las tendencias clásicas del cortoplacismo.
Por ejemplo, en las inversiones socialmente responsables la mayoría de los estudios muestran que son al menos tan eficientes, desde el punto de vista rentabilidad-riesgo, como las inversiones tradicionales.
– ¿Cuáles podemos decir que son los primeros pasos que una empresa debe tomar para afrontar una transición hacia este tipo de inversión responsable?
– Cuando se habla del desarrollo sostenible en las empresas, pues se tiende a girar la mirada hacia que las grandes empresas, posiblemente porque se ven como figuras con recursos suficientes para poder llevar a cabo los cambios y acciones necesarias para una filosofía sostenible. Esa visión es totalmente equivocada y no sigue los parámetros marcados por las grandes organizaciones mundiales. En el caso de las Naciones Unidas, en septiembre del 2015, adoptaron un conjunto de objetivos (ODS) para acabar con la pobreza y garantizar la prosperidad.
El papel de las pequeñas y medianas empresas en la economía globales esencial, por lo tanto, su contribución al progreso en los Objetivos de Desarrollo Sostenible es vital.
La estrategia de sostenibilidad se basa en la supervivencia de los negocios, y la sostenibilidad ofrece tanto amenazas como oportunidades de cara al éxito a largo plazo, y esto no debería pasarse por alto. Tarde o temprano las empresas tendrán que integrar sostenibilidad si quieren seguir siendo empresas.
Por lo tanto, es fundamental el seguimiento de las medidas de sostenibilidad de las empresas. Las demandas para que se tomen acciones en ese sentido pueden venir desde los gobiernos, desde los consumidores, los propios empleados o los clientes. Si bien las empresas más grandes ya han tenido que empezar a rendir cuentas, las empresas más pequeñas lo tendrán que hacer en un futuro no muy lejano, con lo cual, cuando antes empiecen, más se van a asegurar su viabilidad futura.
– ¿Qué nos dicen las normativas vigentes sobre esto?
-Las normativas deben ser una palanca para que llegue a las empresas este tipo de concienciación. Hay ciertos parámetros que han obligado a todas las empresas sin importar su tamaño. Aunque es verdad que las empresas grandes lo que tienen son obligaciones de informar sobre esa sostenibilidad. Las empresas pequeñas no tienen esa obligación aún, con lo cual siempre miramos más a las grandes, porque son las que nos aportan información, pero las pequeñas tienen la misma normativa, por ejemplo, en el caso del control de gases invernadero, con lo cual no deben distraerse. Lo que existe para las grandes empresas es la obligación legal de brindar información.
En el caso de aquellas personas que estén en la fase de creación de plan de negocio/reciente lanzamiento de una empresa u organización, ¿Cuáles serían las primeras “líneas verdes” a tomar en cuenta?
Primero les diría que ser sostenible no está vinculado con un gasto de recursos o con realizar una acción concreta, ya que no se trata de una moda pasajera que va a beneficiarte durante un tiempo determinado. Se trata realmente de una nueva era de pensamiento como respuesta a los profundos cambios naturales que se están dando.
La sostenibilidad debe ser vista como un cambio de pensamiento y filosofía que ha de comenzar desde la parte más alta del organigrama hasta la base.
Por lo tanto, el primer consejo para una persona que desee apostar por la sostenibilidad es creer en el concepto y el resultado final del mismo.
Aquellas personas que se encuentren en la fase de ideación del plan de negocio, deben tener en cuenta que podemos desarrollar pequeñas prácticas que no impliquen una complejidad excesiva y cuantitativa. Por ejemplo, podemos establecer y hacer cumplir políticas estrictas no discriminatorias, o capacitar y emplear a miembros de la comunidad local, o establecer una política de tolerancia cero en todas las formas de violencia en el trabajo, incluido el abuso verbal.
También podemos tomar la decisión de trabajar con proveedores y terceras partes sostenibles, priorizar la eficiencia energética en toda la actividad,y por supuesto cumplir las leyes y tratar de cumplir con los estándares internacionales, y a su vez exigir y a apoyar a que socios, clientes o proveedores hagan lo mismo.
Por último, yo creo que hay que ser transparentes y comunicar cuáles son las acciones sostenibles que se toman, aunque sea un requisito legal sólo para las grandes empresas, las pequeñas también pueden integrarlo y cuánto más transparente sean y más se comuniquen mejor será para su negocio.
– Mencionabas la existencia de una nueva era… ¿hacia dónde crees que se dirige este cambio cultural?
– Si bien la sostenibilidad y el desarrollo económico parecían conceptos totalmente incompatibles, lo que es la filosofía de esa economía circular pues ha acabado integrando ambas ideas.
La economía circular es un nuevo paradigma de la sostenibilidad y supone un cambio de modelo, de producción, de consumo y de distribución en el marco de la sostenibilidad.
Y para ello es necesaria la aplicación de estrategias de cambio en la producción, en el consumo, en la distribución de los recursos, con el objetivo de no superar esos umbrales de carga por ejemplo, y evitar procesos que no sean reversibles.
Vivimos en una época de grandes transacciones económicas, energéticas, urbanas, sociales, institucionales y políticas, y hay que ir hacia esa sostenibilidad y poner el foco en el desarrollo.
La economía circular se basa en este nuevo modelo de metabolismo, de ciclo cerrado, donde los recursos naturales son escasos y se incrementa la productividad ambiental y se internalizan las externalidades.
La pandemia del Covid 19 ha acelerado más este cambio de tendencia, y es por ello que requerimos de un cambio de diseño de políticas, de normativas y de las formas en la que interactuamos.
– ¿Qué le dirías a los profesionales que están en duda o les cuesta integrar estas nuevas lógicas?
– En un momento disruptivo como el que vivimos actualmente, van surgiendo nuevas normativas y nuevas regulaciones. Estas nuevas dinámicas están integrando factores climáticos y los criterios ASG, y uno de los retos que tenemos es poder entenderlos y administrarlos bien para que la economía pueda ser más sostenible. De esta manera, si la economía es más sostenible, las empresas donde estemos trabajando también lo serán.
Si no conocemos estas nuevas regulaciones, perderemos de vista una de las variables fundamentales sobre la que va a pivotar la economía del futuro, y así perderemos ese potencial estratégico tan importante.
Es fundamental estar actualizados y adentrados en la materia, esto nos va a garantizar rentabilidad en nuestras organizaciones y, sobre todo, una rentabilidad y viabilidad sostenible en el tiempo.