Liderazgo y Comunicación interna en Tiempos de Tempestad
La Comunicación interna en el actual paradigma empresarial
Existen diversas formas de liderazgo y comunicación interna pero, ¿cómo se adapta la empresa en tiempos de tempestad?
Las olas golpean con fuerza el casco de la nave. Barriendo su cubierta al ritmo de los vaivenes que provocan las maniobras necesarias para capear el temporal. El continuo crujir del aparejo es apenas perceptible. A causa del rugir de los truenos, y un relámpago tras otro de en nada ayudan a iluminar el ánimo de la tripulación.
Hasta aquí la descripción, más o menos poética, de un entorno cambiante, complejo y retador como el que tiene que afrontar cualquier barco que se enfrenta a una tempestad, o cualquier organización que desarrolle su actividad en esta época apasionante que estamos viviendo.
Mucho se ha escrito sobre el actual paradigma empresarial al que se enfrentan las organizaciones. Hemos reflexionado en profundidad acerca de los entornos VUCA (volátiles, inciertos, complejos y ambiguos) en los que deben navegar las empresas. O sobre el liderazgo, ese imprescindible timón que asegura que no se pierden de vista los objetivos estratégicos. ¿Y qué decir de la transformación digital? Ese mapa del tesoro que todos nos empeñamos en seguir, buscando una ventaja competitiva que nos ayude a destacar.
Pero este artículo no tiene como finalidad hablar de los grandes temas propios del management. Por el contrario, mi propósito es ceñirme a un aspecto que, a los ojos de muchos, puede parecer trivial. Y que muy pocos identifican como una potencial ventaja competitiva: el liderazgo y la comunicación interna. Sin embargo, ¿no resulta contradictorio olvidarse de este ámbito de la gestión organizacional cuando su finalidad no es otra que la de poner orden en el caos? La comunicación interna puede parecer un ámbito accesorio dentro de la gestión empresarial, pero sin ella la eficacia de las estrategias se ve comprometida, la credibilidad de la organización queda en entredicho y el ejercicio del liderazgo puede llegar a convertirse en una misión imposible.
Un diálogo abierto y transparente
Como función profesional, la comunicación interna se corresponde con la tarea multidisciplinar de organizar y gestionar los flujos de información que circulan por los canales internos de la empresa, ya sean estos formales o informales. Las acciones de comunicación interna se deben dirigir a todos los miembros de la plantilla con la intención de alinear su desempeño profesional con los objetivos comunes. ¿Cómo podría capearse un temporal si las ordenes no llegan con nitidez o los miedos y los rumores ahogan la eficacia de la información que se transmite internamente?
Por este motivo, las tendencias actuales en comunicación interna se centran en su adaptación a un entorno cada vez más cambiante, en el que los canales y las herramientas digitales van ganando protagonismo, y en el que el enfoque predominante se caracteriza por una apuesta por la multidireccionalidad, la centralidad de las personas y la fidelización del talento.
Se trata de gestionar un inmenso puzzle de piezas de diferente tipo (mensajes, canales, flujos de información y stakeholders) hasta lograr que cada miembro de la plantilla, y especialmente los Directivos de mayor nivel, tengan la información que necesitan para acertar en la toma de las decisiones que resulten de su competencia. En último término la finalidad de la comunicación interna se concreta en promover el diálogo, abierto y transparente, entre los diferentes stakeholders internos que configuran la empresa.
Liderazgo, Ética y Comunicación interna
Las empresas se enfrentan a retos hasta ahora desconocidos, y lo hacen en un entorno volátil. Donde los cambios se suceden a un ritmo vertiginoso, y donde resulta tan difícil cómo crucial la capacidad de anticipación y la flexibilidad para adaptarse a nuevos escenarios. Algo semejante ocurre en el ámbito de la comunicación: los viejos modelos unidireccionales han quedado obsoletos. Y, el reto de la multilateralidad se presenta como la única opción capaz de dar una respuesta ágil y eficaz a las cambiantes necesidades de las organizaciones.
Sin embargo, precisamente porque las organizaciones están inmersas en una auténtica tormenta, resulta ineludible reforzar el papel de los pilares básicos de la gestión empresarial. Uno de esos pilares es el liderazgo. Lejos de perder importancia, se presenta como la más potente herramienta con la que cuentan las empresas en orden a la consecución de sus objetivos. El liderazgo, junto con la comunicación interna se convierten en la base de la continuidad de la empresa en tiempos de tempestad.
La multidireccionalidad en la comunicación interna es una tarea de todos. Pero es el líder quien ha de impulsar el cambio cultural necesario para reemplazar los viejos enfoques por nuevos planteamientos. Donde la transparencia y la apertura a la participación se conviertan en los rasgos dominantes. Un liderazgo emocionalmente inteligente y dotado de un marcado carácter ético se convierte así en el mejor impulsor del diálogo dentro de la empresa.
La importancia de la credibilidad
Sin lugar a duda, resulta de capital importancia compartir con los miembros de la organización la información necesaria para que puedan desempeñar con eficacia su trabajo. También aquella que les haga sentirse partícipes en la consecución de los objetivos generales. Sin embargo, no se debe confundir la transparencia y la apertura con la difusión indiscriminada de toda clase de mensajes, en todas las direcciones y a todos los receptores. Se trata de ser selectivos, actuando con prudencia de manera que la información que recibe cada persona sea la que verdaderamente necesita. Por este motivo, las empresas deben tener establecido un liderazgo y un estilo de comunicación interna especialmente en tiempos de tempestad.
Un exceso de información puede resultar tan inútil como desconcertante, llegando a producir el efecto contrario al deseado. Si, a causa de una mala política de comunicación interna, la saturación y el rechazo se instalan en los trabajadores, los mensajes perderán credibilidad. Quedando de esta manera mermada su eficacia y haciendo necesario un mayor esfuerzo para recuperarla de cara al futuro.
La credibilidad es uno de los factores claves para la consecución de los objetivos de la estrategia de comunicación interna. Por eso, el ejercicio del liderazgo habrá de cuidarla como a un auténtico tesoro. Sin ceder a la tentación de las medias verdades ni mucho menos a los cantos de sirena de una solución a corto plazo basada en la mentira.
Las organizaciones se afanan en ser creíbles hacia el exterior, olvidando que resulta mucho más decisiva su credibilidad interna; una credibilidad que no puede aparentarse porque está sometida a continuo escrutinio de cada uno de sus miembros. El líder ha de ser creíble en primer lugar con su propio equipo y sólo es posible cuando se actúa con sinceridad, transparencia y coherencia.
Decálogo del líder creíble
A modo de conclusión, termino estas líneas señalando un sencillo decálogo. Puede servir de referencia a quienes deseen adentrase en esta aventura apasionante. Convirtiéndose así en referentes de sus equipos a través de la ética y la credibilidad en su modo de comunicar:
- Es ejemplar en su desempeño y se mantiene fiel a los compromisos adquiridos.
- Manifiesta sus opiniones con sinceridad y sin ambigüedades.
- Escucha las opiniones del equipo y reconoce su contribución a los resultados comunes.
- Mantiene una actitud de escucha activa y se muestra abierto a aprender de los demás.
- Facilita feedback positivo y estimulante siguiendo criterios claros y objetivos.
- Valora la sinceridad de las personas con las que trabaja y agradece el feedback recibido.
- Pide disculpas sinceras por los perjuicios derivados de sus equivocaciones.
- Comparte con cada persona la información necesaria para la consecución de sus objetivos.
- Es discreto en el tratamiento de la información sensible.
- Expone los motivos por los que pide la consecución de cada meta que propone.
Cristóbal Táuler San Miguel – Profesor de CMI