La RSC como Práctica Organizacional Saludable

La RSC como Práctica Organizacional Saludable

Hacia el modelo de Organizaciones Saludables

Actualmente, en el ámbito de la dirección y gestión de personas, está tomando cada vez más relevancia la RSC como Práctica Organizacional Saludable.

Se está incrementando notablemente la actividad dedicada a profundizar en el conocimiento sobre el bienestar en el trabajo, sus posibles causas y sus deseadas consecuencias. En relación al modelo de Organizaciones Saludables, tanto desde el ámbito directivo, como de la consultoría y la investigación. Ejemplo de ello fue el último congreso celebrado por la EAWOP: la Asociación Europea de Psicología del Trabajo y las Organizaciones, en el que se presentaron los últimos avances en investigación en esta temática. Son varios los objetivos que se pretenden alcanzar desde este movimiento investigador y profesional.

En primer lugar, conocer cuáles son los factores determinantes para lograr unos niveles óptimos de salud y bienestar psicosocial en el ámbito laboral. En segundo, determinar qué prácticas y estrategias son efectivas para incrementar estos niveles. Por último, en tercer lugar analizar los beneficios que conllevan estas acciones. Ya sea para las organizaciones, las personas que las componen, así como la sociedad en su conjunto.

Pero ¿qué son realmente las Organizaciones Saludables?

En un reciente manual especializado sobre el tema, sus autoras, las Doctoras Salanova, Llorens y Martínez de la Universitat Jaume I de Castelló, indican que una Organización Saludable es aquella que desarrolla e implanta estrategias para mejorar tanto la salud de las personas que trabajan en ella, como la salud financiera de la propia organización. Para ello este tipo de organizaciones diseñan, aplican y evalúan de forma deliberada, sistemática, planificada y proactiva programas que establecen Prácticas Organizacionales Saludables.

En estos programas, se recogen acciones concretas dirigidas a alcanzar la excelencia organizacional mediante la potenciación personal, grupal y social. Según estas investigadoras, estas Prácticas Organizacionales Saludables efectivas se pueden agrupar según su foco de actuación. Por ejemplo, están aquellas prácticas dirigidas a incrementar los recursos laborales que facilitan el desempeño de las tareas. También aquellas encaminadas a desarrollar equipos de trabajo positivos que se coordinan y cooperan de forma constructiva.

De igual forma las prácticas que permiten fomentar liderazgos positivos, transformadores, éticos, empáticos, responsables y auténticos. También las que persiguen reducir las demandas laborales, que no sólo dificultan el bienestar y el desempeño. Sino que además pueden constituir factores de riesgo psicosocial, así como problemas de salud asociados. Pero, entre estás Prácticas Organizacionales Saludables, además, destacan aquellas acciones que traspasan los limites internos de la propia organización. Permitiendo influir de forma positiva tanto en su comunidad y entorno, como en la totalidad de los grupos de interés con los que se relaciona. Efectivamente, se trata de las prácticas de Responsabilidad Social Empresarial o Corporativa.

¿Qué aporta la Responsabilidad Social Corporativa a las Organizaciones Saludables?

Cuando las organizaciones son gestionadas estratégicamente respetando a todos los grupos de interés con los que se relacionan, así como al entorno que las rodea, construyen valor social y contribuyen significativamente al Bien Común. Por consiguiente, favorecen a la optimización y mejora de los niveles de salud a nivel individual, grupal, organizacional y social. A nivel interno, estas decisiones y acciones responsables se dirigen a la gestión ética y humana de personas, a la seguridad, promoción y prevención de la salud laboral. Así como a la adaptación proactiva y protectora al actual entorno volátil y cambiante. A nivel externo, persiguen la reducción del impacto medioambiental, el empleo sostenible de los recursos naturales, la conservación de la naturaleza. Al igual que el establecimiento de vínculos y relaciones estrechas y colaborativas con las comunidades locales. Como los colectivos de inversión, proveedores y receptores de sus bienes o servicios.

¿Y qué beneficios se pueden obtener?

La RSC como Práctica Organizacional Saludable consigue organizaciones más sólidas, estables y resilientes. Donde las personas que las componen están más alineadas, satisfechas, comprometidas e implicadas. Estas prácticas permiten a las personas valorar y sentir que su trabajo transciende más allá de la propia tarea. Ya que contribuye no sólo a generar bienestar a nivel individual, sino también a nivel colectivo, fortaleciendo los lazos sociales y mejorando la comunidad. Como avala la investigación, existe una relación entre el bienestar y el desempeño, por lo que además la consecución de los objetivos de la organización se puede ver afectada de forma positiva en términos de excelencia. En segundo lugar, a estos efectos beneficiosos a nivel de salud se añaden todos los beneficios derivados de las prácticas de Responsabilidad Social Corporativa, como la adquisición de legitimación, el posicionamiento social o la fidelización de las relaciones con la clientela.

Conclusiones

Las prácticas de Responsabilidad Social Corporativa se constituyen, por tanto, como un elemento clave dentro del modelo de Organizaciones Saludables.

Dr. Alberto Ortega Maldonado- Profesor de CMI

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